Planeé una salida al cine, porque quería consentir a mi esposo, así que compré dos boletos para la función de media noche, me había hablado de una película que quería ver entonces lo quise complacer.
Llegó de trabajar y ya estaba lista, me puse un vestido de rayas blancas y franjas azules un poco corto, unos zapatos bajos, él llevaba unos jeans y una camisa negra, su cabello corto bien peinado y una pizca de mi perfume preferido.
Siempre había tenido ganas de jugar en el cine, pero para mi suerte todo el tiempo nos tocaba alguien cerca. No esperaba que esta fuera la excepción así que no le di importancia. Cuando íbamos en camino lo noté juguetón, me agarraba los glúteos en cada oportunidad que tenía y metía su mano por el escote de mis hombros.
Llegamos puntuales así que antes de entrar pasamos a la dulcería por las palomitas. Mientras lo esperaba me envió un WhatsApp que decía: que rica te ves. Volteé para buscarlo y aunque estaba un poco lejos pude distinguir perfectamente su mirada libidinosa. Parecía que tenía las mismas ganas que yo entonces hice una pequeña travesura: fui al baño y me quité la ropa interior.
Entramos a la sala y parecía que todo se prestaba para la ocasión, no había nadie, solo una pareja más abajo y un grupo por otro lado así que para mi fortuna teníamos la zona de arriba totalmente despejada. Inició la película y aproveché para sentarme con las piernas cruzadas. Él lo notó y me acarició por arriba de la rodilla, a medida que avanzaba la película su mano subía, así que no pude más y abrí las piernas, volteé a verlo y me sonrió.
Esa sonrisa provocó que lo besara, su respiración agitada delataba que estaba igual de excitado que yo, metió su mano bajo mi vestido y cuando descubrió mi gracia soltó un pequeño gemido. Se fue directo a mi clítoris, lo acariciaba, pero mi humedad le provocó meterme los dedos, estaba tan empapada que mojaba el vestido. Abrí más las piernas, seguíamos besándonos tan morbosa e intensamente que en cualquier momento me acabaría.
Gracias al ruido de la película no se escuchaba como nos lamiamos y mordíamos los labios o como entraban y salían sus dedos. Dejó mi boca para ir a mi oreja, sabía que me encantaría eso. La lamia, pasaba su lengua por todo el cartílago para después meterla a mi oído.
-¿Es lo que querías?- preguntó en voz baja.
-¡Sí!, lo deseaba tanto desde que leí tu mensaje- le susurré.
-Así te quiero tener, hacerte mía donde yo quiera- dijo con tono de autoridad.
No pude responder a eso, se dio cuenta que estaba por terminar así que regreso a mi boca para evitar que soltara un grito.
Se apresuró, cada que entraba yo presionaba con mis paredes hasta que sentí la “cosquillita” y no pude más, empecé a respirar desesperada, nos seguíamos besando, nos mirábamos, gemía en su boca y empapaba sus dedos.
Cuando terminé se apartó y me dio un dulce beso en la frente, acomodó mi vestido. Me enderecé para sentarme bien, le dije que tendría que ir al baño para lavar sus manos, pero en lugar de eso me enseñó cómo chupaba sus dedos para después comer palomitas.
Autora: @Yourhot_wife